jueves, 19 de noviembre de 2015

El cine mudo

Nacimiento del cine mudo


La primera película de cine mudo fue “El jardín de Roundhay”, de Louis Le Prince (1888). Su duración era dos segundos y mostraba a dos personas caminando alrededor del jardín Oakwood Grange.

Para complementar la falta de audio, se ideó un sistema de subtítulos agregados o intertítulos, mediante los cuales se añadían los diálogos para aclarar la situación a la audiencia o para mostrar conversaciones importantes. Surge entonces el escritor de títulos (como se llamaba en la época) como un profesional de la época muda y tomó una importancia equiparable con la del guionista. Los títulos tomaron importancia, convirtiéndose en elementos gráficos que ofrecían ilustraciones y decoraciones abstractas con comentarios sobre la acción.



La música en el cine mudo

La proyección de las películas mudas estaba acompañada por música en vivo, por lo general, improvisada o se utilizaba música clásica o repertorio teatral, ejecutada por un pianista u orquesta. Se comprendió muy temprano la importancia de la ambientación musical.

Algunos países idearon otras maneras de ofrecer el sonido a las películas mudas. En Brasil  los cantantes interpretaban las canciones detrás de la pantalla. En Japón, las películas tenían no sólo la música en vivo, sino también contaban con un narrador en vivo que proporcionaba las voces del narrador y los personajes.

Para escuchar la música que se interpretaba en las películas de Charles Chaplin, pinchar aquí.


El color en el cine mudo

La inmensa mayoría de las películas se rodó en blanco y negro. Sin embargo, algunos cineastas intentaron dar color a las filmaciones.

En algunas producciones, había un equipo de obreras que pintaban a mano los fotogramas de sus películas, logrando así que se vieran en color.

Lo más habitual, sin embargo, era sumergir segmentos de película o la película completa en un tinte de un determinado color, lo que daba a la película un tono monocromo. 
Había un código de colores según el tipo de escena. Así, las escenas nocturnas solían teñirse de azul oscuro o verde. 




miércoles, 18 de noviembre de 2015

Experimentando con la Luz


 Caja de luz

En la clase anterior, el grupo se dedicó a construir una caja de luz casera. Para construirla, adaptamos una caja normal, quitándole los laterales y sustituyéndolos por papel vegetal. Así, conseguíamos un panel difusor de la luz y a la vez, controlar de dónde queríamos que se iluminara los objetos a fotografiar.

Con ello hicimos varias fotos utilizando varios focos cambiando de foto a foto el número de focos utilizados y la dirección de los mismos.





Jugando con el sol y un reflector

Una vez terminadas las fotos con la caja de luz, salimos al exterior y experimentamos con la luz natural. Buscamos varios sitios donde el ángulo de la luz del sol fuese distinta (dirección, intensidad...) e hicimos distintas fotos con y sin reflector.
He aquí los resultados:


  • Esta foto tiene una luz dura lateral. En la primera, es decir la que no tiene reflector, se ve un contraste muy grande entre luces y sombras. Sin embargo, en la segunda, al introducir el reflector vemos que hay una zona intermedia de sombras que hace de transición y disminuye el contraste.
  • Esta foto tiene una luz dura a contraluz. En la primera vemos el rostro más oscuro y apagado. En la segunda, gracias al reflector, vemos el rostro más iluminado y bonito ya que la luz que se refleja es difusa y borra las imperfecciones que pueda haber en la piel.
  • En esta foto, nos hemos situado en la sombra, con lo cual tenemos una iluminación difusa que aplana el rostro y quita texturas. Con el reflector, conseguimos un ligero contraste que realza los volúmenes de la cara.



  • En esta foto continuamos en la sombra pero, hay un rayo de luz que ilumina una pequeña zona de la modelo. Con el reflector conseguimos dos cosas: crear un ligero contraluz que separe a la modelo del fondo y disimular el contraste entre la zona de sombra y el rayo de luz